martes, 19 de mayo de 2009

Adios Benedetti.

Adiós.
Es una palabra que generalmente no uso.
Prefiero un Nos vemos o Hasta luego.
Pero me toca decirte Adiós.
Muchas veces me robaste sonrisas, otras me hiciste llorar,
logrando llegar a lo mas profundo de mis pensamientos y sentimientos.
Con tu suave escritura y gran pasión por las féminas de este mundo.
Con el romanticismo que nos regalaste y compartiste.
Gran compañero lejano.
Te lloro por que como tu pocos son los que hay.
Eres parte de los que se extinguen.
Y de los que siempre extrañaremos y recordaremos.
Hoy te digo 
Adiós.






Si Dios fuera una mujer

¿y si Dios fuera una mujer?
-Juan Gelman

¿Y si Dios fuera mujer?
pregunta Juan sin inmutarse, 
vaya, vaya si Dios fuera mujer 
es posible que agnósticos y ateos 
no dijéramos no con la cabeza 
y dijéramos sí con las entrañas.
 Tal vez nos acercáramos a su divina desnudez 
para besar sus pies no de bronce, 
su pubis no de piedra, 
sus pechos no de mármol, 
sus labios no de yeso.
Si Dios fuera mujer 
la abrazaríamos para arrancarla de su lontananza 
y no habría que jurar 
hasta que la muerte nos separe 
ya que sería inmortal por antonomasia 
y en vez de transmitirnos SIDA o pánico 
nos contagiaría su inmortalidad.
 Si Dios fuera mujer 
no se instalaría lejana en el reino de los cielos, 
sino que nos aguardaría en el zaguán del infierno, 
con sus brazos no cerrados, 
su rosa no de plástico 
y su amor no de ángeles.
Ay Dios mío, Dios mío 
si hasta siempre y desde siempre 
fueras una mujer qué lindo escándalo sería, 
qué venturosa, espléndida, imposible, prodigiosa blasfemia.

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